Barcelona es una ciudad densa y compacta y solo dispone de suelo urbano (no hay suelo urbanizable donde se pueda crecer). Este hecho conlleva que sea difícil construir pisos o casas, y también hace que el parque de viviendas sea antiguo: la media de edad de los edificios es de unos 65 años, y solo un 7 % son posteriores a 1980. 

Teniendo en cuenta esta realidad, ya hace años que el Ayuntamiento desarrolla políticas de rehabilitación de las viviendas. En la Declaración de Emergencia Climática se establece el objetivo de rehabilitar 10.000 viviendas al año con ayudas (subvenciones o créditos) en rehabilitación energética.    

Además de los beneficios ambientales, vivir en una vivienda con buenas condiciones energéticas repercute positivamente en la salud y el confort de la ciudadanía.  

El Ayuntamiento de Barcelona impulsa anualmente ayudas a la rehabilitación de viviendas orientadas a la generación y ahorro de energía.

Además de los beneficios ambientales, vivir en una vivienda con buenas condiciones energéticas repercute positivamente en la salud y el confort de la ciudadanía.